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Para que puedas tomar la mejor decisión sobre qué tipo de jamón es el mejor para ti, te vamos a dar los principales datos sobre el jamón.

¿Qué diferencias hay entre el jamón ibérico y el jamón serrano?

Los jamones ibéricos únicamente proceden de una raza autóctona de la península ibérica, es decir España y Portugal. Solo en esta zona se pueden conseguir este tipo de cerdos. Son animales aclimatados a las condiciones únicas de la Península Ibérica, y que no pueden desarrollarse en otro entorno. La geografía en la que se crían, así como el clima y los medios de producción, son únicos y específicos de cada fabricante.

Esto produce que los exclusivos jamones ibéricos de Los Romeros de Alanís tengan un sabor único e identificable.

Un jamón ibérico puro de bellota de máxima calidad se caracteriza por una morfología única, además de su grasa y otros elementos. El cerdo ibérico tiene un esqueleto y extremidades más alargados que otras razas, lo que produce un jamón estilizado y de caña fina. Además, la pezuña del cerdo ibérico está desgastada por su vida en las dehesas y el campo.

Un jamón serrano, por su parte, procede del cerdo blanco, es decir, que no es ibérico. Su cría puede ser en campo o en establos y se alimenta a base de piensos industriales. Respecto a sus cualidades organolépticas, su carne es más magra, con menos proteínas de calidad y es más slada que la del jamón ibérico.

¿Cómo distinguir un Jamón ibérico de Bellota?

En los cerdos ibéricos la grasa se infiltra en la carne del músculo de la pata trasera del cerdo. Esto es fruto de la cuidada alimentación a base de bellotas y pastos y a su vida en libertad en las dehesas. Así, se produce una carne jugosa, con un color rojo intenso y un tocino de color amarillo que se hunde si se presiona con el dedo.

¿Cómo saber la calidad de un Jamón Ibérico 100% de Bellota?

La pureza del cerdo ibérico, su alimentación, su crianza, el tipo de corte, el veteado y otros factores están legislados por diversas normas de calidad que vienen desarrollándose desde 2001 hasta el R. D. 4/2014.

La normativa de 2014 establece un etiquetado por colores que puede facilitar las decisiones a la hora de comprar un buen jamón.

Cada precinto es único e individual y viene identificado con un código de barras que permite seguir su trazabilidad y garantizar al consumidor la máxima calidad.